Las condiciones climáticas del lugar de trabajo constituyen un factor que influye directamente en el bienestar y la realización de las tareas. El aire interior de los centros sanitarios debe tener unas características termo-higrométricas adecuadas. En este sentido, el aire acondicionado debe proporcionar, en condiciones óptimas, un confort térmico y una buena calidad del aire.
Una situación especial es la que se plantea en los trabajos realizados en instalaciones frigoríficas donde se almacenan determinados productos hospitalarios, depósitos de cadáveres, etc. El personal que trabaje en este tipo de instalaciones debe ajustarse en todo momento a los procedimientos de trabajo específicos establecidos por el Departamento de Medicina Preventiva del centro.
Los daños producidos por un disconfort térmico en el lugar de trabajo puede ocasionar molestias como congestión nasal, picores, fatiga, falta de concentración, etc.
Deben evitarse las temperaturas y humedad extremas; se recomienda que las condiciones de confort estándar se mantengan, entre otros, dentro de los siguientes rangos (criterios según normas ISO 7730 y EN-27730):
Todos estos parámetros son valores mínimos, ya que las necesidades de cada persona varían en función de la actividad realizada, de las características del vestido, de su edad y de factores fisiológicos. El adecuado balance entre los parámetros que intervienen, llevará a situaciones que si bien no todo el mundo se encontrará térmicamente confortable, sí lo están la mayoría de las personas expuestas a este ambiente térmico.
Debe realizarse como medida preventiva, un mantenimiento periódico y adecuado de los sistemas de climatización, ventilación, etc. y de sus diferentes componentes (difusores, filtros, etc.).